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Mostrando entradas de diciembre, 2014

¡¡Gracias 2014!!

Si bien el año no termina como yo lo esperaba, solo puedo decir: ¡GRACIAS! y rotundamente ¡GRACIAS! 2014 ha sido para mi, el año de las lecciones y en donde he debido aprender ya sea por las buenas o por las malas tantas cosas que no me alcanzaría un post para enumerarlas. ¡Gracias 2014! Por la familia, esos seres inigualables, especiales, regañones y hasta quejistos que puedo decir con toda propiedad que son míos hasta donde Dios me los preste. Que me han acogido día tras día desde mi niñez aun y cuando algunos se nos adelantaron. ¡Gracias 2014! Por los amigos, por esos que me enseñaron que hogar no es solo donde uno vive. Esos y esas que cada día me soportan, me entienden, me abrazan, me acompañan sin importar que estén de acuerdo o no con mis decisiones. Esos y esas que este año han permitido que mi libre albedrío me de un solo revés pero que han estado también para recoger y pegar cada parte de mi corazón. ¡Gracias 2014! Por el amor, que aunque no me fue muy bien puedo decir

Los Fantasmas De La Navidad

Bajo las sabanas las horas no contaban, no sabia si ya había acabado la pólvora o si los abrazos seguían a la orden de la noche, como dije anteriormente las horas no contaban desde el momento en que las sabanas se volvían el refugio contra la jornada de otro día trivial, de otro día del año común y corriente que solo servía para extrañar. Susan tenia listo el equipaje: su cama, un par de libros, una taza inagotable de café, un álbum con todos sus recuerdos y la música de fondo apabullando la tristeza desde una esquina de esa tenue habitación, en el momento en que sus fantasmas hicieran acto de presencia el viaje a las navidades pasadas sería el premio a otro año muy bien cumplido. Era noche buena y Santa Claus no la visitaría una vez más. En el fondo, a sus veinte y tantos era una niña asustada que siempre había contado con el privilegio de tener el primer lugar en la lista de traviesos y como no iba a serlo, si los huérfanos siempre se portan mal. La colección musical era sorpr

Fin.

No es fácil, comenzar un adiós para algo que nunca se tuvo, que nunca comenzó Pero aun así, me merezco un adiós porque yo no fui la que comenzó con esto que ahora solo el dolor me recuerda que fue real. No soy victima porque soy tan culpable como usted por confiada, por enamorada, por susceptible, por encariñarme con lo ajeno, por soñadora, por como usted mismo lo dijo: "por estúpida..." Yo quiero un adiós y lo merezco por todo lo que fui, por creer que el amor que yo sentía era suficiente para equilibrar la balanza, por creer que mis besos eran el bálsamo que necesitaba tu dañado corazón.. ¡Ilusa! tonta, estúpida y masoquista también son sinónimos de esos sentimientos hoy. Me merezco un adiós para lo que yo creía que era y hoy me niegas. Merezco un adiós para la parte de mi que se va con vos... Merezco un adiós para todas las veces que me engañaste, para todas las veces que no dudaste ni dos segundos en ocupar tu derecho de hacerme daño, merezco un adiós para tantos

Cautiva...

¿Será que el corazón tal cual, el ave fénix también puede abrirse paso entre las cenizas? ¿Podría el corazón acaso recuperarse de lo que nunca fue? El corazón, tanto el de carne como el emocional, contiene la fragilidad de un diente de león dejándose llevar por el viento, al cuál la menor resistencia puede volverlo pedazos y reducirlo a ruinas, sin mayor recuerdo de lo que un día fue. Ella tomaba todos los días la misma ruta con el fin de encontrarlo en el camino, veía bajar el sol, mientras las nubes se coloreaban de naranja tropical y el calor cedía paso a la frescura que calaba huesos. Sin importar que tiempo hiciese, verano e invierno, era puntual a su procesión, era fiel a los designios de su corazón. Algunas veces hasta alargaba su ruta, tenia que complacer a su ansiedad  de verle pasar y por al menos unos breves segundos ser el uno para el otro sin molestar al mundo entero, aunque no se dijesen nada, aunque sus ojos chocaran no más de un instante, ella se daba por servida

Sal en la herida...

" No esperes nada dulce de un salado " leí una vez e inmediatamente quise compartirlo, pues me sentía con los ánimos lo suficientemente explosivos para demostrar el dolor de la herida que en ese momento tenia abierta. Pero no lo hice. El problema de la herida es que mientras esta recién hecha el dolor no te deja pensar en nada más, en nada que sea lógico, en ninguna solución para cerrarla y te enfrascas en lo que sientes, en como arde y en que parece que en ese pedacito roto de ti, yace tu vida. El cerebro es así, te recuerda una tras otra, como las imágenes antes de morir, en secuencia exacta las acciones y decisiones que te llevaron al punto de esa herida y curiosamente sientes un dolor aun más fuerte en la boca del estomago, dolor que te provoca un miedo insostenible... ese dolor del alma, es la culpa. El dolor es un circulo vicioso y ciertamente placentero, piensas que todo te lastimará aun más y no quieres despojarte del dolor que ya sientes porque de cierto modo te

Fantasmas... - Uno -

Un fantasma, dos fantasmas, tres fantasmas... Toco madera y vuelvo a empezar. Corría incontenible, coqueta, graciosa, confiada mientras se escabullía de la mirada orgullosa de su padre. Seis años, vestido marinero a rayas, cabello negros como el azabache y ojos de color y dulzura acaramelada. El dueño de sus suspiros, su primer amor, la veía saltar de alegría mientras el viento jugaba una contienda ante su inocencia; ella lo tomaba de la mano y lo encerraba en su mundo de felicidad, cuando se refugiaba en sus brazos la nenita lograba respirar sin dificultad, ya que esos, sus brazos, eran el único lugar donde su vida fluía,  momentos en que cual cometa iba al cielo sin los pies de la tierra despegar. Sentarse a su lado era un privilegio reservado para ella, oírle su voz estruendosa mientras le contaba el cuento del día, era la mayor ilusión de esas horas de luz. Le encantaban los cuentos de gigantes, de princesas a merced de un dragón, de frijoles que crecían y crecían, de dos niñ