¿Será que el corazón tal cual, el ave fénix también puede abrirse paso entre las cenizas? ¿Podría el corazón acaso recuperarse de lo que nunca fue?
El corazón, tanto el de carne como el emocional, contiene la fragilidad de un diente de león dejándose llevar por el viento, al cuál la menor resistencia puede volverlo pedazos y reducirlo a ruinas, sin mayor recuerdo de lo que un día fue.
El corazón, tanto el de carne como el emocional, contiene la fragilidad de un diente de león dejándose llevar por el viento, al cuál la menor resistencia puede volverlo pedazos y reducirlo a ruinas, sin mayor recuerdo de lo que un día fue.
Ella tomaba todos los días la misma ruta con el fin de encontrarlo en el camino, veía bajar el sol, mientras las nubes se coloreaban de naranja tropical y el calor cedía paso a la frescura que calaba huesos. Sin importar que tiempo hiciese, verano e invierno, era puntual a su procesión, era fiel a los designios de su corazón.
Algunas veces hasta alargaba su ruta, tenia que complacer a su ansiedad de verle pasar y por al menos unos breves segundos ser el uno para el otro sin molestar al mundo entero, aunque no se dijesen nada, aunque sus ojos chocaran no más de un instante, ella se daba por servida al ver esa sonrisa en su rostro, esos labios que ansiaba enmudecidos por su presencia y esa sincera pasividad digna del amor platónico.
Él, era un ser orgulloso y tajante, con más otoño que primaveras danzantes. Sin darle esperanzas, sin mostrar siquiera un halo de amor. Él esperaba cada día la misma hora, él tomaba cada día la misma ruta... la que lo llevaba a casa, en donde ya lo esperaba alguien más, que nada tenia que ver con la dulce penante.
Algunas veces, él se preguntaba quién era la mujer a la que puntualmente veía pasar y por qué se castigaba a si misma caminando siempre hermosa pero solitaria por ese lugar. Siempre que la veía un poco de lastima afloraba en sus ojos y por prudencia la disimulaba con una sonriente compasión... "Pobre mujer, solitaria mujer, sin más compañía que mis ojos extraños" se repetía él.Ambos continuaron sus vidas, ignorando el sentimiento del otro, lo que significaba para uno jamas fue lo mismo para los dos pero lograba mantener feliz a la frágil penante y fiel a la vida de ese milagro cautivador.
Comentarios