Cualquiera me habría dicho que el día uno iba a doler, pero nadie hubiese podido explicar lo que se siente cuando te están arrancando el corazón. Cómo podría alguien hacerme entender que el nudo en la garganta está ahí y que no te permite hablar, que en el día uno si hablas terminas llorando, que sentís que los ojos son pesados, que tu cabeza sólo quiere girar, que la respiración te colapsa, que las manos no te dejan de temblar, que la presión hace estragos, que no sabes si es de noche o día porque todo se ve igual, que tenes ganas de maldecir al mundo y que la pregunta latente siempre es ¿por qué?... Nadie nunca hubiese podido decirme que el día uno del luto, te hace desear ser tú el muerto.
A un millón de años luz de casa... Intensa, lúcida, lúdica e irreverente. Locutora de radio, comunicadora social por placer, fotógrafa de cumpleaños y por emergencia, runner y lectora compulsiva.