En un breve análisis de lo aprendido en lo que confiere a eso que llamamos vida, porque rutina mal pagada es muy largo , debo admitir que he aprendido demasiado. Aprendí a no confiarme, a no entregar completo poder sobre mis sentimientos, a ser siempre un misterio, a que nadie supiera quería reír o llorar. Aprendí a reírme llorando y viceversa, que nadie supiera lo que realmente pasaba por mi cabeza. Aprendí a mostrarme ajena al dolor, a la rabia, a ganar espacio dentro de la soledad segura y reconfortante, donde puedo ser yo y no quiero ser nadie más. Aprendí a no mostrarme enojada, celosa, dolida... era mas fácil ser inexpresiva, mientras ni yo entendía mi dolor o la desilusión. En donde me abrazara la gélida sonrisa del desamor, mientras me subía sólita la camisa engañando con piel al corazón. Aprendí a ser solitaria, a dejarme querer, a no molestar, a ser antipática para evitar falsedad, aprendí a soltarme y soltar. Aprendí a vivir para mi, sin angustia, con recelo de que nadie
A un millón de años luz de casa... Intensa, lúcida, lúdica e irreverente. Locutora de radio, comunicadora social por placer, fotógrafa de cumpleaños y por emergencia, runner y lectora compulsiva.