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Mostrando entradas de febrero, 2017

Lo que aprendí

En un breve análisis de lo aprendido en lo que confiere a eso que llamamos vida, porque rutina mal pagada es muy largo , debo admitir que he aprendido demasiado. Aprendí a no confiarme, a no entregar completo poder sobre mis sentimientos, a ser siempre un misterio, a que nadie supiera quería reír o llorar. Aprendí a reírme llorando y viceversa, que nadie supiera lo que realmente pasaba por mi cabeza. Aprendí a mostrarme ajena al dolor, a la rabia, a ganar espacio dentro de la soledad segura y reconfortante, donde puedo ser  yo y no quiero ser nadie más. Aprendí a no mostrarme enojada, celosa, dolida... era mas fácil ser inexpresiva, mientras ni yo entendía mi dolor o la desilusión. En donde me abrazara la gélida sonrisa del desamor, mientras me subía sólita la camisa engañando con piel al corazón. Aprendí a ser solitaria, a dejarme querer, a no molestar, a ser antipática para evitar falsedad, aprendí a soltarme y soltar. Aprendí a vivir para mi, sin angustia, con recelo de que nadie

Corazón roto.

Es espantoso el ruido  de un corazón cuando se rompe... pero como podría evitarse si la consecución a la desilusión es esa, cuando ya no queda nada más que hacer que mirar con ojos tristes al infinito de incertidumbre, cuando la solución inmediata es desaparecer por un tiempo y no hay garantía de olvidar el dolor. Es espantoso el ruido de un cora zón cuando se rompe... Cuando las palabras se quedan abnegadas al pecho y no salen,  cuando la presión destruye a su paso lo que no tiene reparación. Y es que el Corazón roto, ni siquiera mata, pero quita las ganas de vivir. Sabiendo que lo que más se ha amado se ha largado por ahí con cualquier otro destino,  con más ganas de ser feliz. Y es que el corazón roto, inunda los branquias y los pulmones a manera de conseguir su fin... La falta de aire lleva a la muerte espiritual, a la víctima que en la garganta tiene atorado lo que jamás pudo decir. Pero que es si no el fin, la absolución de nuestros males, el perdón de nuestros karmas, la pr

Balada del mal genio II

Siempre he sido de las que se ufanan de ser de mente abierta, colorida imaginación, la que no tiene cuadrados los pensamientos, de ser la que esta a favor de todas las practicas neo liberales de turno, de no ser ni blanco ni negro sino toda la gama de grises posibles... a menos que se trate del fracaso del amor. Cuesta mayormente vivir cuando el corazón se gangrena por amor, e incluso se vuelve mucho más fácil, no mejor pero si menos dificultoso permitirle al alma odiar lo que pretendía amar ¡alto ahí! si estas esperando que te hable de buena voluntad porque un alma oscurecida por deseos no cumplidos no puede ser buena. Quiero contarles que siempre que pretendo sonreír y amarle, no logro que mis ojos y mis labios se pongan de acuerdo, el alma no es capaz de soportar las embestidas de una libertad solitaria que sabe más a exilio que a libre albedrío. Todos los días me levanto rezando la misma misera oración de desconsuelo, en donde digo: Dios por favor, por favor, por favor que ho