Ya no soy la misma mujer que comenzó este espacio hace varios años atrás, ya no escribo las mismas cosas, ya he corregido ciertos vicios y he ganado otros peores. Y por eso, hoy voy a escribirles sin linea, sin un pensamiento especifico, hoy les voy a contar como vivo a los veinti-siempre antes de irme a la edad en donde voy a dejar de contar. Tengo la seriedad de Mona Lisa que no se sabe si sonríe o cela, pues mantengo aquella sonrisa que es capaz de enfriar y acertar un golpe profundo en un corazón, la misma que a mi edad es capaz de redimir con misericordia a veces las peores blasfemias que se cometen en nombre del amor. Voy por la vida creyendo en todo y en nada en especifico; no me considero mala hierba, sólo hierba en mal lugar. Hacer el bien a esta edad consiste en dejarme llevar hacia algo que me mueva realmente el corazón, y me muevo por todo aquello en donde considero que nadie más va a llegar a menos que llegue yo. Ya paso el tiempo en que me urgía casarme, creo que eso
A un millón de años luz de casa... Intensa, lúcida, lúdica e irreverente. Locutora de radio, comunicadora social por placer, fotógrafa de cumpleaños y por emergencia, runner y lectora compulsiva.