Hay momentos para los que nos preparamos toda la vida, cosas que sabes, que intuis, que esperas sin tener un conocimiento certero de que van a llegar en algún momento, algo así como una premonición, un sexto sentido de fatalidad maravillosa que esta ahí para prepararnos. Justamente por esas cosas que sabes y que esperas que pasen, muchos vamos por la vida creyéndonos reyes y reinas de nuestros destinos, viviendo sin pensar en el que dirán porque al final, cuando morimos todos fuimos buenas personas para los demás. Es por eso mismo que creo que hasta las causas más tristes traen en si mismo su consuelo y nos obligan a vivir, a disfrutar cada minuto, a dejar de pensar en que estamos gordos mientras se nos cae la baba viendo un postre, porque sabemos que el tiempo es una carrera con plazo que se va a llegar, queramos o no y lo único que tenemos seguro es lo que hemos vivido y disfrutado. La fatalidad es eso, una sentencia de vida para quien sabe lo que quiere, para quien no tiene mi
A un millón de años luz de casa... Intensa, lúcida, lúdica e irreverente. Locutora de radio, comunicadora social por placer, fotógrafa de cumpleaños y por emergencia, runner y lectora compulsiva.