Las mujeres somos, en su mayoría, más perceptibles al dolor e incluso sufrimos más por cosas que nos imaginamos que lo que sucede en si. Pero que pasa cuando estamos sufriendo y elegimos seguir sufriendo con lo que si esta pasando, con lo que vemos, con lo que si es tangible. Muchas veces perdonamos pecados capitales que suceden ante nuestros ojos, un ejemplo los coqueteos de nuestra pareja en nuestra cara, la relación entrañable con aquellas amistades que no nos aceptan, con su vida en donde no cabemos pues nunca hay tiempo para nosotros, lo que queremos decir y hacer pero que no hacemos porque siempre nos dice que no. No sé en que posición te encuentras tú, pues este es un largo camino de aceptación hasta el día en que no podemos más. Muchas mujeres en mis charlas de los domingos, me escriben con la esperanza en la punta de los dedos pues todas tienen fe, en que les de la receta o la cura milagrosa para que el hombre que aman, cambie y las ame como ellas esperan... como
A un millón de años luz de casa... Intensa, lúcida, lúdica e irreverente. Locutora de radio, comunicadora social por placer, fotógrafa de cumpleaños y por emergencia, runner y lectora compulsiva.