Es espantoso el ruido de un corazón cuando se rompe... pero como podría evitarse si la consecución a la desilusión es esa, cuando ya no queda nada más que hacer que mirar con ojos tristes al infinito de incertidumbre, cuando la solución inmediata es desaparecer por un tiempo y no hay garantía de olvidar el dolor.
Es espantoso el ruido de un corazón cuando se rompe... Cuando las palabras se quedan abnegadas al pecho y no salen, cuando la presión destruye a su paso lo que no tiene reparación.
Y es que el Corazón roto, ni siquiera mata, pero quita las ganas de vivir. Sabiendo que lo que más se ha amado se ha largado por ahí con cualquier otro destino, con más ganas de ser feliz.
Y es que el corazón roto, inunda los branquias y los pulmones a manera de conseguir su fin... La falta de aire lleva a la muerte espiritual, a la víctima que en la garganta tiene atorado lo que jamás pudo decir.
Pero que es si no el fin, la absolución de nuestros males, el perdón de nuestros karmas, la promesa de un comenzar de cero, las lecciones sobre lo que no se ha de volver a hacer...
Pero que es si no el fin, el último verso de la melodía, el murmullo en que se convierte el espantoso ruido de un corazón al romperse, y es que el corazón roto es la promesa de una mañana en la que al fin, volverá a sonreír.
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