Entre nosotros, ya no hay nada.
Nada más que una sonrisa fingida por las mañanas
y una larga mirada al caer la tarde, sin más.
Entre nosotros, ya no queda nada.
Nada más que una arrogante gentileza precipitada
por el odio que me tiene y por mi amor que aún yace.
Entre nosotros, mi amor, entonces ya no hay nada
aunque impunemente me contradice la nostalgia
de saber que tememos reprimido el deseo de estar juntos,
porque la sociedad no nos quiere amandonos
porque aquí fuera nuestro amor no vale nada.
Entre nosotros, Vida Mía, no tenemos nada
porque todo se ha mudado al fondo,
fondo de nuestro pecho,
adentro, en el alma donde sólo usted y yo
entendemos que todas las guerras sufridas este amor
las vale y las valdrá, hasta que caiga el alba.
Nada más que una sonrisa fingida por las mañanas
y una larga mirada al caer la tarde, sin más.
Entre nosotros, ya no queda nada.
Nada más que una arrogante gentileza precipitada
por el odio que me tiene y por mi amor que aún yace.
Entre nosotros, mi amor, entonces ya no hay nada
aunque impunemente me contradice la nostalgia
de saber que tememos reprimido el deseo de estar juntos,
porque la sociedad no nos quiere amandonos
porque aquí fuera nuestro amor no vale nada.
Entre nosotros, Vida Mía, no tenemos nada
porque todo se ha mudado al fondo,
fondo de nuestro pecho,
adentro, en el alma donde sólo usted y yo
entendemos que todas las guerras sufridas este amor
las vale y las valdrá, hasta que caiga el alba.
Comentarios