Ella era lo que quedaba de un rompecabezas completo, esa pieza que no encajaba en ningún lado y que venia en la caja por error. Ese pedazo de pieza nueva que no se encuadraba con los obsoletos colores de ese paisaje bien formado.
Ella era un crucigrama, de esos en los que se debe buscar en la enciclopedia el significado de tanta palabra rebuscada para entender, de esos en los que en los que sobran o faltan casillas aun cuando la palabra sea correcta, de esos que simplemente nadie puede resolver.
Ella era una muñeca rota, que había sido diseñada para cantar sus canciones infantiles, lo que debía ser lo mejor de su vida, pero que había sido dejada caer tantas veces que la cajita musical ya no existía, estaba hecha pedazos por dentro y aunque afuera no se veía, no había música, ni melodía.
Ella era la Princesita de un cuento de esos de los de mi papá, la dueña de una historia que ella misma contaba, escribía y redimía, la que podía borrar y escribir a su antojo a pesar de que todo estaba dicho, a pesar de que se conocía desde lejos cual sería su final.
Ella era una amante de la soledad nocturna, sabia que había nacido para estar lejos y sola sin salvación alguna, que por mucho que se esforzara nadie se quedaría a ver que mas tenia para ofrecer, que era solo una tragicomedia dominante que no tenia nada de placer...
Ella era ese sentimiento que en las personas buenas provoca miedo, esa psicopatía que se siente en el amor, ese momento de tristeza dentro de una canción, ese ultimo vestigio de sol al terminar la tarde, ese claro de la luna a las 10 de la mañana, la que sabia que no correspondía aquí ni a ninguna otra parte, la que todo el mundo necesitaba pero sin querer soportar su desastre... la que tenia hecho pedazos el corazón y aun así seguía sonriendo... esa que era así de especial como la basurita del mar cuando se sale, como la espuma que queda obsoleta en una cerveza tibia... No hay mejor definición, ese desastre de humano soy yo.
Ella era un crucigrama, de esos en los que se debe buscar en la enciclopedia el significado de tanta palabra rebuscada para entender, de esos en los que en los que sobran o faltan casillas aun cuando la palabra sea correcta, de esos que simplemente nadie puede resolver.
Ella era una muñeca rota, que había sido diseñada para cantar sus canciones infantiles, lo que debía ser lo mejor de su vida, pero que había sido dejada caer tantas veces que la cajita musical ya no existía, estaba hecha pedazos por dentro y aunque afuera no se veía, no había música, ni melodía.
Ella era la Princesita de un cuento de esos de los de mi papá, la dueña de una historia que ella misma contaba, escribía y redimía, la que podía borrar y escribir a su antojo a pesar de que todo estaba dicho, a pesar de que se conocía desde lejos cual sería su final.
Ella era una amante de la soledad nocturna, sabia que había nacido para estar lejos y sola sin salvación alguna, que por mucho que se esforzara nadie se quedaría a ver que mas tenia para ofrecer, que era solo una tragicomedia dominante que no tenia nada de placer...
Ella era ese sentimiento que en las personas buenas provoca miedo, esa psicopatía que se siente en el amor, ese momento de tristeza dentro de una canción, ese ultimo vestigio de sol al terminar la tarde, ese claro de la luna a las 10 de la mañana, la que sabia que no correspondía aquí ni a ninguna otra parte, la que todo el mundo necesitaba pero sin querer soportar su desastre... la que tenia hecho pedazos el corazón y aun así seguía sonriendo... esa que era así de especial como la basurita del mar cuando se sale, como la espuma que queda obsoleta en una cerveza tibia... No hay mejor definición, ese desastre de humano soy yo.
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