Ya no soy la misma mujer que comenzó este espacio hace varios años atrás, ya no escribo las mismas cosas, ya he corregido ciertos vicios y he ganado otros peores. Y por eso, hoy voy a escribirles sin linea, sin un pensamiento especifico, hoy les voy a contar como vivo a los veinti-siempre antes de irme a la edad en donde voy a dejar de contar.
Tengo la seriedad de Mona Lisa que no se sabe si sonríe o cela, pues mantengo aquella sonrisa que es capaz de enfriar y acertar un golpe profundo en un corazón, la misma que a mi edad es capaz de redimir con misericordia a veces las peores blasfemias que se cometen en nombre del amor. Voy por la vida creyendo en todo y en nada en especifico; no me considero mala hierba, sólo hierba en mal lugar. Hacer el bien a esta edad consiste en dejarme llevar hacia algo que me mueva realmente el corazón, y me muevo por todo aquello en donde considero que nadie más va a llegar a menos que llegue yo.
Ya paso el tiempo en que me urgía casarme, creo que eso fue locura temporal a los 21 ó 22 pero, en día de hoy me gusta mas manejar mis cuentas, mi tiempo, mi espacio... Aquello de las ataduras no se hizo para quienes siempre andamos volando alto y no, no digo que estar con alguien sea una cárcel pero no me han de negar que quedarnos al lado de alguien que no se quiere mover por simple capricho, no es un sacrificio inteligente.
Yo vivo e invito al que quiera vivir conmigo a hacerlo tambien, pero a mi edad me fijo más y ya no es la ropa, no es la cara, no es el típico macho alfa que cree que nos mata a todas con la misma sonrisa congelada que ya destila mal olor de tantas moscas que ha dejado entrar... Es quien pueda quererme de manera tal que me arda la piel al contacto, es quien con una cancion logre moverme a un mundo inimaginable, es quien no me presione para que esté todo el día a su lado, porque no es una cuestión física sino de sinceridad, alguien que me lleva en su mente a donde quiera que va y eso mismo, no permite faltas al corazón. Aunque lo haga, tarde o temprano.
A esta edad me doy el lujo de decir más si que no y viceversa. Y siempre lo hago sin culpa. Invito siempre a alguien a viajar conmigo pero ya no me detengo cuando se comienza a negar, tomo mi mochila y me largo, pues ya pasaron los años en que me preocupaba no encontrar a alguien con mi mismo pensamiento en el camino.
Creo que mas allá del mal tiempo, la buena cara depende de mi. Y más vale que la tenga para que no se noten las madrugadas sin dormir al paso de los años. En cuanto a música y comida que les puedo decir, he tenido la mente tan abierta como me ha sido posible y espero seguir tal cual.
Este mes es en donde escalo una pisada más en el camino, un largo camino en el que espero, jamas mirar de nuevo atrás.
Tengo la seriedad de Mona Lisa que no se sabe si sonríe o cela, pues mantengo aquella sonrisa que es capaz de enfriar y acertar un golpe profundo en un corazón, la misma que a mi edad es capaz de redimir con misericordia a veces las peores blasfemias que se cometen en nombre del amor. Voy por la vida creyendo en todo y en nada en especifico; no me considero mala hierba, sólo hierba en mal lugar. Hacer el bien a esta edad consiste en dejarme llevar hacia algo que me mueva realmente el corazón, y me muevo por todo aquello en donde considero que nadie más va a llegar a menos que llegue yo.
Ya paso el tiempo en que me urgía casarme, creo que eso fue locura temporal a los 21 ó 22 pero, en día de hoy me gusta mas manejar mis cuentas, mi tiempo, mi espacio... Aquello de las ataduras no se hizo para quienes siempre andamos volando alto y no, no digo que estar con alguien sea una cárcel pero no me han de negar que quedarnos al lado de alguien que no se quiere mover por simple capricho, no es un sacrificio inteligente.
Yo vivo e invito al que quiera vivir conmigo a hacerlo tambien, pero a mi edad me fijo más y ya no es la ropa, no es la cara, no es el típico macho alfa que cree que nos mata a todas con la misma sonrisa congelada que ya destila mal olor de tantas moscas que ha dejado entrar... Es quien pueda quererme de manera tal que me arda la piel al contacto, es quien con una cancion logre moverme a un mundo inimaginable, es quien no me presione para que esté todo el día a su lado, porque no es una cuestión física sino de sinceridad, alguien que me lleva en su mente a donde quiera que va y eso mismo, no permite faltas al corazón. Aunque lo haga, tarde o temprano.
A esta edad me doy el lujo de decir más si que no y viceversa. Y siempre lo hago sin culpa. Invito siempre a alguien a viajar conmigo pero ya no me detengo cuando se comienza a negar, tomo mi mochila y me largo, pues ya pasaron los años en que me preocupaba no encontrar a alguien con mi mismo pensamiento en el camino.
Creo que mas allá del mal tiempo, la buena cara depende de mi. Y más vale que la tenga para que no se noten las madrugadas sin dormir al paso de los años. En cuanto a música y comida que les puedo decir, he tenido la mente tan abierta como me ha sido posible y espero seguir tal cual.
Este mes es en donde escalo una pisada más en el camino, un largo camino en el que espero, jamas mirar de nuevo atrás.
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