Eran casi las nueve cuando su madre en conferencia dio la noticia, ni siquiera se lo dijo de frente, no le dirigía la palabra hacia ya tanto tiempo que ni siquiera una situación semejante cambiaba el panorama, la gran C había hecho su aparición de nuevo como ella era niña y entre quimios y escuela, había perdido su niñez. Atenta la escuchaba tras la puerta, despedirse de su hermana, la que era inocente, la que no sabía lo que el regreso de esa C representaba. Las cosas financieras nunca van bien cuando de la gran C se trata, lo que más se necesita es eso y voluntad, o de lo contrario el final casi siempre es más doloroso cuando se siente que se pudo hacer más. Ella estaba desesperada y revolvía en su mente las muy pocas posibilidades de conseguir el dinero que faltaba para ayudar en lo que pudiera, no era dueña de nada, no ganaba lo suficiente, no encontraba la manera más allá de dos posibles soluciones: la prostitución o el seguro de vida. Tenía demasiado amor por la memoria de su padre que había muerto varios años atrás, jamás podría prostituirse... Lo consiguiente era más rentable, pero ¿cómo podría suicidarse y que pareciera un accidente? La cláusula especificaba triplicar la suma por cierto tipo de muertes, debía conseguirlo, no había tiempo que perder...
En el universo de los caídos, es un placer doloroso, tenerte tan cerca y echarte de menos... Antes... Me siento nerviosa de solo pensar en verte llegar, en sentir como tu perfume llena todo el lugar, quiero que tus ojos me miren y me acaricie tu voz. Eres tú, tú, tú y no puedo parar de soñar. Dices que me quieres, que te de una oportunidad y no sé si sea lo correcto, puede que no seas la persona para mi; no quiero seguirlo pensando, tus manos no me recuerdan a nadie antes de ti, tus ojos solo son tuyos, el mundo me sabe bien desde tus labios, te veo y sé que eres tú ¿cómo podría ser alguien más? nadie me llena tanto ¿qué haces que siento que te amo tanto? Quédate conmigo, comencemos de una vez. Durante... Estas aquí y todo es perfecto, perfecto es un modo de decirlo, comienzo a preguntarme si tú me quieres de verdad. Me esperaste tanto que he llegado y tengo miedo de verlo acabar. Mi inseguridad me recuerda cada día que un rayo de luz puede cegarte y yo perderte para siempre. T
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