Siempre he temido del día después de la tragedia. Me resulta aterrador ver salir el sol y que las cosas no sean como siempre fueron, que un día despiertas y te das cuenta que ya no te queda nada.
Cuando comencé en radio, con turno oficial allá por 2008 siempre fui acompañada por personajes increíbles que se volvieron parte de mi vida con sus peticiones, en aquel tiempo solo eran telefónicas, agarraban charla conmigo, hicieron amistad, me volvieron parte de su familia y para mi fue duro dejarlos y cambiar de empresa, pero cosa maravillosa no me perdieron de vista y me siguieron a mi nuevo hogar y me han acompañado en las dos radios en las que me desempeño.
Cada día especial para mi dentro de este hogar lo han hecho maravilloso con su cariño y por ello lo que piense de mi, mi audiencia, tanto los que tienen años a mi lado como los que cada día me regalan un saludo y se quedan conectados a partir de entonces a esa emisora maravillosa desde las que les acompaño, son importantes para mi.
Son mi familia, yo los considero así.
Creí que hoy, seria un día como esos aterradores; ayer por la noche tomé pastillas para hacer más largo mi sueño y en la oscuridad me sentía segura, no quería ver salir el sol pese a que cada día siempre fue una alegría, hasta ayer. Lo que más me aterraba era perder la palabra, amistad y consideración de aquellas que me permiten ser parte de su vida, cada mañana. No niego que las agresiones afectan y hacen daño, en los tiempos en que vivimos en El Salvador no se pueden tomar sin importancia pero más allá del daño que pudieran causarme, lo único que realmente me preocupaba eran ustedes, los seres más importantes de mis mañanas, a quienes me debo y otorgo mi voz cada día.
Me da gusto estar acá en mi puesto, recibiendo igual numero de llamadas como cada día, igual cantidad de mensajes con peticiones y la gente que es especial que siempre me envía apoyo y animo a través de sus mensajes, es bonito ver que cuento con ustedes pese lo que pese y es gracias a ustedes, y por ustedes que yo sigo aquí, más fuerte que nunca.
Cuando comencé en radio, con turno oficial allá por 2008 siempre fui acompañada por personajes increíbles que se volvieron parte de mi vida con sus peticiones, en aquel tiempo solo eran telefónicas, agarraban charla conmigo, hicieron amistad, me volvieron parte de su familia y para mi fue duro dejarlos y cambiar de empresa, pero cosa maravillosa no me perdieron de vista y me siguieron a mi nuevo hogar y me han acompañado en las dos radios en las que me desempeño.
Cada día especial para mi dentro de este hogar lo han hecho maravilloso con su cariño y por ello lo que piense de mi, mi audiencia, tanto los que tienen años a mi lado como los que cada día me regalan un saludo y se quedan conectados a partir de entonces a esa emisora maravillosa desde las que les acompaño, son importantes para mi.
Son mi familia, yo los considero así.
Creí que hoy, seria un día como esos aterradores; ayer por la noche tomé pastillas para hacer más largo mi sueño y en la oscuridad me sentía segura, no quería ver salir el sol pese a que cada día siempre fue una alegría, hasta ayer. Lo que más me aterraba era perder la palabra, amistad y consideración de aquellas que me permiten ser parte de su vida, cada mañana. No niego que las agresiones afectan y hacen daño, en los tiempos en que vivimos en El Salvador no se pueden tomar sin importancia pero más allá del daño que pudieran causarme, lo único que realmente me preocupaba eran ustedes, los seres más importantes de mis mañanas, a quienes me debo y otorgo mi voz cada día.
Me da gusto estar acá en mi puesto, recibiendo igual numero de llamadas como cada día, igual cantidad de mensajes con peticiones y la gente que es especial que siempre me envía apoyo y animo a través de sus mensajes, es bonito ver que cuento con ustedes pese lo que pese y es gracias a ustedes, y por ustedes que yo sigo aquí, más fuerte que nunca.
¡Gracias Totales!
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