Hoy quiero escribir desde el fondo del alma, sabiendo que soy una obstinada, irreverente, hija de la melancolía que aprendió en la calle... pero que aprendió a amar la vida (aunque yo jure que no). Resulta que son solo pequeños momentos en los que este milagro que tengo por vida se vuelve oscura y tortuosa, pero debo de admitir que no se me ha negado mucho, aunque la maldiga a veces me ha premiado la descarada.
Crecí medio sola, deambule por la vida como un cachorro de esos que nadie quiere pero lleve la frente en alto porque quería hacerme a mi misma y muchas de las decisiones que he tomado se basan en eso; no estoy aquí para repetir historias, para ser como fueron mis papás y no porque no se lo merezcan si no porque desde pequeña quise ser yo (eso me enseño mi Viejo, que al menos sus gustos heredó).
He ido por el camino de peregrina y me ha encantado porque cuando menos lo pensaba, entendí lo que soy. Me gusta hablar mucho y ahí encontré mi profesión, fue ahí donde supe que tenia una garganta que servia para mas que maldecir a quienes tuvieron la osadía de llevarme la contraria (improperios que he ido dejando, fingiendo madurez).
Ha sido bonito el jugar a la fortuna, con cada cosa que he hecho... las buenas me alegraron y las otras, bueno maldita suerte algunas veces me llevo la contraria la desgraciada (aun me cuesta olvidar los improperios) pero me han aleccionado y formado un carácter... atroz y medio maldito a veces pero que controlo por quien lo merezca de verdad.
Hoy quiero escribir porque me siento feliz, rara vez escribo cuando me siento así... siento que debo estar al borde de una crisis para que fluya el arte pero hoy no. Tengo de fondo las irreverentes creaciones del maravilloso hombre que amo y no, no estoy soñando ni exagerando es maravilloso el hombrecillo (y es que soportar mi mal humor o "bipolaridad" como él la llama se bien es una tortura).
Hoy quiero escribir solo para decirles que me siento viva, que he manejado los fantasmas en mi día y que aun estoy de pie... Que me estoy creyendo que la vida evitó (de mala manera debo reclamar) muchas cosas que yo quise porque necesitaba llegar hasta aquí, porque para ser feliz y plena como me siento hoy era importante que pagará el precio de cada decisión que tomé para bien y
mal.
Al final hoy solo quiero escribir para recordarles que la nostálgica no se ha muerto, que sigo aquí y a veces el amor me idiotiza y olvido escribir, pero aquí estoy con punzadas de libertad tatuandome la piel.
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